El trastorno por déficit de atención e hiperactividad es un trastorno de salud mental que puede causar niveles de comportamientos hiperactivos e impulsivos por encima de lo normal. Las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad también pueden tener problemas para centrar su atención en una sola tarea o permanecer quietas durante un tiempo prolongado.
Tanto los adultos como los niños pueden tener trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Es un diagnóstico reconocido por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés).
Una amplia gama de comportamientos está asociada con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Algunos de los más comunes incluyen:
- tener problemas para enfocarse o concentrarse en tareas
- ser olvidadizo en cuanto a completar tareas
- perder la atención fácilmente
- tener dificultad para quedarse sentado
- interrumpir a las personas mientras hablan
Si tú o tu hijo tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad, es posible que tengan algunos o todos estos síntomas. Los síntomas que tienes dependen del tipo de trastorno que padezcas.
Para que los diagnósticos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad sean más consistentes, la Asociación Americana de Psiquiatría agrupó la afección en tres categorías o tipos. Estos son: predominantemente desatento, predominantemente hiperactivo e impulsivo, y una combinación de ambos.
Predominantemente desatento (falta de atención)
Como su nombre lo indica, las personas con este tipo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad tienen extrema dificultad para enfocarse, terminar las tareas y seguir las instrucciones.
Los expertos también piensan que muchos niños con el tipo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad de falta de atención podrían no recibir un diagnóstico apropiado porque no tienden a perturbar las actividades en el aula. Este tipo es más común entre las niñas .
Tipo predominantemente hiperactivo e impulsivo
Las personas con este tipo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad muestran principalmente un comportamiento hiperactivo e impulsivo. Esto puede incluir inquietarse, interrumpir a la gente mientras habla y no poder esperar su turno.
Aunque la falta de atención es una preocupación menor, las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad predominantemente hiperactivo e impulsivo pueden encontrar difícil concentrarse en las tareas.
Tipo combinado hiperactivo e impulsivo y falta de atención
Este es el tipo más común de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Las personas con este tipo combinado de trastorno muestran síntomas de falta de atención y de hiperactividad. Estos incluyen incapacidad para prestar atención, una tendencia hacia la impulsividad, y niveles de actividad y energía por encima de lo normal.
El tratamiento será determinado por el tipo de trastorno que tú o tu hijo tienen. El tipo de trastorno por déficit de atención e hiperactividad que tengas puede cambiar con el tiempo, por lo que tu tratamiento también podría cambiar.
Quizás has escuchado los términos “TDA” y “TDAH” y te preguntaste cuál es la diferencia entre ellos.
TDA, o trastorno por déficit de atención, es un término anticuado. Anteriormente se usaba para describir a personas que tienen problemas para prestar atención, pero no son hiperactivas. Ahora se utiliza el tipo de TDAH llamado predominantemente con falta de atención en lugar de TDA.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o TDAH, es el nombre general actual de la afección. El término TDAH se oficializó en mayo de 2013, cuando la APA publicó la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5).
Este manual es a lo que los médicos hacen referencia al hacer diagnósticos de afecciones de salud mental.
Más del 60 por ciento de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad siguen exhibiendo síntomas como adultos. Pero para muchas personas, los síntomas disminuyen o se vuelven menos frecuentes a medida que van creciendo.
Es por esto que el tratamiento es importante. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad no tratado en adultos puede tener un impacto negativo en muchos aspectos de la vida. Síntomas como dificultad para manejar el tiempo, falta de memoria e impaciencia pueden causar problemas en el trabajo, en el hogar y en todo tipo de relaciones.
Uno de cada 10 niños de 5 a 17 años recibe un diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, lo que lo convierte en uno de los trastornos del neurodesarrollo infantil más comunes en Estados Unidos.
Para los niños, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad generalmente se asocia con problemas en la escuela. Los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad a menudo tienen dificultades para tener éxito en un entorno escolar controlado.
Los niños tienen más del doble de probabilidades que las niñas de recibir un diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Esto puede deberse a que los niños tienden a presentar síntomas característicos de hiperactividad. Aunque algunas niñas pueden tener los síntomas clásicos de hiperactividad, muchas no los presentan. En muchos casos, las niñas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad podrían:
- soñar despiertas con frecuencia
- ser hiperconversadoras en lugar de hiperactivas
Muchos síntomas pueden ser comportamientos típicos de la infancia, por lo que puede ser difícil saber qué está relacionado con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y qué no.
A pesar de lo común que es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, los médicos e investigadores aún no están seguros de qué causa la afección. Se cree que sus orígenes son neurológicos. La genética también puede desempeñar un papel.
La investigación sugiere que una reducción de la dopamina es un factor. La dopamina es una sustancia química en el cerebro que ayuda a mover las señales de un nervio a otro. Interviene en el desencadenamiento de respuestas y movimientos emocionales.
Otras investigaciones sugieren una diferencia estructural en el cerebro. Los hallazgos indican que las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad tienen menos volumen de materia gris. La materia gris incluye las áreas cerebrales que ayudan con:
- el habla
- el autocontrol
- la toma de decisiones
- el control muscular
Los investigadores siguen estudiando las posibles causas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad, como fumar durante el embarazo.
No hay una prueba específica que pueda determinar si tú o tu hijo tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Un estudio reciente destacó los beneficios de una nueva prueba para diagnosticar el trastorno en adultos, pero muchos médicos creen que un diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad no se puede hacer sobre la base de una sola prueba.
Para hacer un diagnóstico, tu médico evaluará cualquier síntoma que tú o tu hijo haya tenido en los últimos seis meses.
Es probable que tu médico recopile información de maestros o familiares y pueda usar listas de verificación y escalas de valoración para examinar los síntomas. También hará un examen físico para detectar otros problemas de salud.
Si sospechas que tú o tu hijo tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad, habla con tu médico para que los evalúe. En el caso de tu hijo, también puedes hablar con su consejero escolar. Las escuelas evalúan periódicamente a los niños para detectar problemas que pueden estar afectando su rendimiento educativo.
Para la evaluación, proporciona a tu médico o consejero notas y observaciones tuyas o del comportamiento de tu hijo.
Si sospechan trastorno por déficit de atención e hiperactividad, pueden derivarte a ti o a tu hijo a un especialista. Dependiendo del diagnóstico, también puede sugerir hacer una cita con un psiquiatra o neurólogo.
El tratamiento para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad típicamente incluye terapias conductuales, medicamentos o ambos.
Los tipos de terapia incluyen psicoterapia o terapia de conversación. Con la terapia de conversación, tú o tu hijo discutirán cómo el trastorno afecta sus vidas, y las maneras de ayudarlos a manejarlo.
Otro tipo de terapia es la terapia conductual. Esta terapia puede ayudarte, o a tu hijo, a aprender a controlar y manejar el comportamiento.
Los medicamentos también pueden ser muy útiles cuando vives con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Los medicamentos para el trastorno están diseñados para afectar las sustancias químicas del cerebro de una manera que te permite controlar mejor tus impulsos y acciones.
Los dos tipos principales de medicamentos utilizados para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad son estimulantes y no estimulantes.
Los estimulantes del sistema nervioso central son los medicamentos más comúnmente recetados para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Estos fármacos actúan aumentando las cantidades de las sustancias químicas del cerebro dopamina y norepinefrina.
Algunos ejemplos de estos fármacos son el metilfenidato (Ritalin) y los estimulantes basados en anfetaminas (Adderall).
Si los estimulantes no funcionan bien para ti o tu hijo, o si causan efectos secundarios problemáticos, tu médico puede sugerir un medicamento no estimulante. Ciertos medicamentos no estimulantes funcionan aumentando los niveles de norepinefrina en el cerebro.
Estos medicamentos incluyen atomoxetina (Strattera) y algunos antidepresivos como el bupropión (Wellbutrin).
Los medicamentos para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad pueden tener muchos beneficios, así como efectos secundarios.
Además de, o en lugar de, los medicamentos, se han sugerido varios remedios para ayudar a mejorar los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Para empezar, seguir un estilo de vida saludable puede ayudarte a ti o a tu hijo a manejar los síntomas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan lo siguiente:
- seguir una dieta saludable y equilibrada
- realizar al menos 60 minutos de actividad física al día
- dormir lo suficiente
- limitar el tiempo que se pasa frente a una pantalla (teléfonos, computadoras y TV) todos los días
Los estudios también han demostrado que el yoga, el tai chi y pasar tiempo al aire libre pueden ayudar a calmar las mentes hiperactivas y pueden aliviar los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
La meditación de conciencia plena (Mindfulness) es otra opción. La investigación en adultos y adolescentes ha demostrado que la meditación tiene efectos positivos en la atención y los procesos de pensamiento, así como en la ansiedad y la depresión.
Evitar ciertos alérgenos y aditivos alimentarios también son formas potenciales de ayudar a reducir los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Aunque el trastorno por déficit de atención e hiperactividad es un trastorno del neurodesarrollo, no se considera una discapacidad de aprendizaje. Sin embargo, los síntomas pueden dificultar el aprendizaje. Además, es posible que el trastorno ocurra en algunas personas que también tienen problemas de aprendizaje.
Para ayudar a aliviar cualquier impacto en el aprendizaje de los niños, los maestros pueden desarrollar lineamientos individuales para un estudiante con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Esto puede incluir dar más tiempo para tareas y pruebas o desarrollar un sistema de recompensas personales.
Aunque técnicamente no es una discapacidad, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad puede tener efectos de por vida.
Si tú o tu hijo tienen trastorno por déficit de atención e hiperactividad, es más probable que también tengan depresión. De hecho, la tasa de depresión mayor en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad es más de cinco veces más alta que en los niños sin el trastorno. Hasta el 31 por ciento de los adultos con el trastorno han encontrado que también tienen depresión.
Esto puede parecer un doble efecto, pero debes saber que hay tratamientos disponibles para ambas afecciones. Los tratamientos a menudo se superponen. La psicoterapia puede ayudar a tratar ambas afecciones. Además, ciertos antidepresivos, como el bupropión, a veces pueden ayudar a aliviar los síntomas del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Por supuesto, tener trastorno por déficit de atención e hiperactividad no garantiza que tendrás depresión, pero es importante que sepas que es una posibilidad.
Si tú o tu hijo tienen trastorno por déficit de atención e hiperactividad, un horario consistente con estructura y expectativas regulares puede ser de utilidad. Para los adultos, usar listas, mantener un calendario y establecer recordatorios son buenas maneras de ayudarles a organizarse. Para los niños, puede ser útil centrarse en escribir las tareas asignadas y guardar los artículos que usan todos los días, como juguetes y mochilas, en los lugares asignados.
Aprender más sobre el trastorno en general también puede ayudarte a aprender a manejarlo. Tu médico puede proporcionarte más orientación sobre cómo manejar los síntomas. Estos son consejos para ayudar a tu hijo a manejar sus tareas y actividades diarias, desde prepararse para la escuela por la mañana hasta aplicar para la universidad.
Para niños y adultos, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad sin tratamiento puede tener un impacto serio en sus vidas. Puede afectar la escuela, el trabajo y las relaciones. El tratamiento es importante para disminuir los efectos de la afección.
Pero sigue siendo importante recordar que muchas personas con el trastorno disfrutan de una vida satisfactoria y exitosa. Algunos incluso pregonan los beneficios de la afección.
Si crees que tú o tu hijo pueden tener trastorno por déficit de atención e hiperactividad, el primer paso debe ser hablar con tu médico. Puede ayudarte a determinar si el trastorno es un factor para ti o tu hijo, y así crear un plan de tratamiento.
Traducción al español por HolaDoctor.
Edición en español por Stella Miranda el 6 de agosto de 2021.
Versión original en inglés escrita el 5 de septiembre de 2020.
Última revisión médica en inglés realizada el 13 de junio de 2019.